Muchas personas me comentaban acerca de las grandes dificultades que están teniendo actualmente. Se sienten con mayor estrés, ansiedad, tensión interna, nerviosismo, sentimientos de ira, rabia, impotencia, etc. Es por ello, hace algunas semanas que vengo reforzando mi trabajo y comunicación sobre la importancia de la práctica de la respiración y meditación dentro del Yoga.
El Yoga, además de beneficiarnos en múltiples aspectos físicos y energéticos, nos brinda mayor estabilidad y seguridad emocional para navegar estos tiempos convulsos. Siento que tenemos en mano una de las herramientas más poderosas para sobrellevar estos tiempos de incertidumbre.
Estrés y ansiedad en España
Basta con leer algunos datos en internet para tomar consciencia que nuestra salud mental es mucho más débil de lo que creemos. Debemos mitigar los efectos o puede que se llegue a convertir en la postpandemia después del Covid-19.
En España la Encuesta Nacional de Salud – ENSE España 2017 menciona que casi el 10% de los españoles reportan alguna enfermedad mental. La incidencia es en las mujeres casi el doble que en los hombres. Y en caso de los niños la relación es 1 cada 100 niños. Además, 8 de cada 10 personas con problemas de salud mental no tienen empleo, siendo el empleo, junto a la estabilidad económica y social que brinda, uno de los motivos de mayor fuente de estrés. Menciona también que más de la mitad de las personas con trastornos mentales que necesitan tratamiento no lo reciben o no reciben el adecuado.
Según estimaciones de la OMS 450 millones de personas en el mundo padecen depresión y/o ansiedad. A nivel mundial todos los problemas de salud mental están representados por el 12.5%, una cifra mayor a la del cáncer y problemas cardiovasculares.
Dentro de mis sesiones individuales de Yogaterapia me sorprendía al recibir mayor número de consultas de mujeres cada vez más jóvenes. Mujeres de alrededor 30 años con casos de estrés crónico, ansiedad, depresión, problemas digestivos, endocrinos, autoinmunes y un largo etc.
Sin embargo, lo que más me llamaba la atención y ahora que he visto las estadísticas puedo entenderlo es que los síntomas no eran recientes. En la mayoría de los casos, estas mujeres llevaban conviviendo con un fuerte nivel de estrés desde hace al menos años.
¿Qué es el estrés?
Todos tenemos estrés, quien más o quien menos. Yo también me estreso, no soy una “iluminada” que vive en la montaña meditando. El estrés no es algo malo, más bien, es una respuesta adaptativa de nuestro organismo que nos garantiza la superviviencia como especie. Cuando nos estresamos, nuestro cuerpo desarrolla una serie de eventos encadenados. Segrega mayor nivel de cortisol, se incrementa la presión sanguínea, el sistema nervioso simpático se activa, el tono muscular se eleva y nuestro cerebro se mantiene en alerta, entre las principales reacciones.
En realidad, es de gran utilidad, ya que nos ayuda a que nuestro cuerpo reaccione de la manera adecuada. Nos prepara para el ataque o huida cuando percibe que estamos ante una situación de peligro.
El tema es que cada uno de nosotros percibe de forma diferente la realidad, nuestro día a día, nuestra cotidianidad y sobre todo reaccionamos de forma diferente ante los cambios y fluctuaciones de esa realidad en la que estamos inmersos. ¿Y de qué depende nuestra reacción? De la valoración que le demos. Desde nuestra mente, desde nuestro sistema de creencias, aprendizajes y experiencias anteriores y cómo es nuestra autopercepción ante ese cambio.
Si ante un cambio nos adaptamos correctamente, no hay estrés. No significa que no nos demande un esfuerzo extra, significa que nos sentimos capaces y vemos lo positivo del cambio. Si no logramos adaptarnos a ese cambio, porque lo identificamos como algo negativo o porque no nos sentimos con los recursos necesarios, sea tiempo, recursos tangibles, capacidades, conocimientos, motivación, apoyo emocional, etc., se genera esa presión interna – estrés.
¿De dónde viene la Ansiedad?
La ansiedad es un estado al cual podemos llegar como consecuencia de encontrarnos en una situación de estrés sostenida a lo largo del tiempo. Si luego de haber vivido un echo estresante no logramos regresar a los niveles anteriores, relajarnos, pasamos a la fase de agotamiento que es cuando el estrés se convierte en crónico. En este estado podemos vivir diferentes sensaciones a nivel corporal: palpitaciones, respiración entrecortada, confusión, agitación mental, sentir nuestras emociones y pensamientos sobredimensionados y un largo etc. El ansia que experimentamos viene de querer estar en otro lugar que no es el presente.
¿Dónde está mi mente? ¿Qué es lo que creo que me falta, lo que necesito y no tengo? ¿Cómo es mi percepción respecto al mundo, mi entorno, mi vida? ¿Cómo es mi autopercepción?
Más estrés y ansiedad tras el confinamiento
Llega el calor, el gobierno ya habla de “vacaciones” pero siento que debemos cuanto menos revisar la situación que deja al descubierto esta pandemia.
Del mismo modo que el aislamiento social ha colaborado a reducir el impacto de la pandemia está poniendo en riesgo la salud mental de las personas. Todos nos hemos debido de adaptar, todos hemos visto cuanto menos alterada nuestra vida, nuestra rutina, nuestros planes. Muchas personas han sufrido la separación de sus seres queridos y pérdidas muy dolorosas. Y yo me pregunto: ¿Tenemos las herramientas necesarias al alcance para poder gestionar estos cambios a nivel mental-emocional? A nivel personal, social y gubernamental: ¿se están atendiendo estas necesidades? ¿Cuánto tardaremos en ver las repercusiones? Algunos estudios hablan de meses incluso años para mitigar el trauma asociado a esta situación.
Los agentes estresores
Antes del Covid-19 ya a muchas personas les resultaba cuanto menos difícil “vivir” la vida y se podían estresar por diferentes factores. El trabajo, su carga o ausencia, la carga mental de casa, hijos, cuidado de familia, viajes, mudanzas, separaciones, divorcios o hasta los vecinos que hacen ruido podían constituir un agente estresor.
En este nuevo escenario, estos agentes se han multiplicado: miedo excesivo al contagio, a la muerte, a la pérdida. Pérdida de familiares o de nuestra seguridad, estabilidad económica-social. La angustia por no poder ver a la familia y estar encerrados, problemas dentro de la unidad familiar, sentimientos de soledad, de desasosiego, falta del contacto, el tacto humano que es tan necesario, etc. Solo por mencionar algunos, ya que dependiendo de nuestra situación la multiplicación puede ser exponencial.
Los colectivos más vulnerables
Las personas que han sufrido la enfermedad y han debido ser hospitalizadas, los familiares que han sufrido pérdidas de padres y abuelos en aislamiento y en soledad, el personal sanitario que ha estado y continúa trabajando en primera línea.
Personas que han perdido el empleo o que nunca lo consiguieron porque viven del trabajo temporal, quizás asociado al turismo, aquellas que sufren un ERTE o han debido cerrar su negocio, las personas mayores que viven solas, personas que ya sufrían trastornos mentales, familias y niños en riesgo social, dónde la escuela y sus becas del comedor constituye su sostén de seguridad social-vincular y con el cierre se han visto casi expulsados del sistema, familias que deben teletrabajar y compaginar con el cuidado de los niños en casa, en fin un larguísimo etc.
Sin dudas tenemos muchos frentes abiertos de personas, colectivos que realmente lo han pasado y lo están pasando mal. Cada uno desde su experiencia y desde su situación particular.
Leía hace unos días los resultados preliminares de la investigación Sanicovid-19 desarrollado por el Laboratorio de Psicología del Trabajo y Estudios de Seguridad de la Universidad Complutense, que muestran que el 80% de los sanitarios sufre ansiedad ante la pandemia, el 40% se siente emocionalmente agotado y más de la mitad tiene estrés postraumático.
Sin mencionar que vivimos en una parte privilegiada del mundo y que este post-reflexión lo hago poniendo la mirada en el contexto español. Si miramos hacia zonas más desfavorecidas del mundo como Latinoamérica, África, India, estamos viendo solo el inicio de una crisis global que marcará aún más las grietas entre los niveles socio-económicos del mundo. Llevando a muchas, muchas personas bajo un nivel de pobreza o desigualdad.
Cómo nos puede ayudar el Yoga
No es sorprendente ante este panorama nos sintamos con más estrés y ansiedad. O que tengamos otros síntomas durante el aislamiento como: insomnio, alteraciones menstruales, malestar digestivo, cansancio, agotamiento, apatía, pérdida de rumbo o que nos lleve a replantearnos áreas de nuestra vida . Es por ello que quiero reforzar el mensaje que desde el Yoga tenemos muchas herramientas que nos pueden ayudar a reducirlos.
A través del Yoga logramos conectar con nuestra fortaleza interna. Esa fuerza que nos hace sentir capaces de poder sobrellevar lo mejor posible la situación que nos toque vivir dentro de este marco global y desde nuestra propia individualidad.
Muchas veces inmersos en nuestra rutina se nos hace difícil diferenciar lo urgente de lo importante, lo útil de lo imprescindible. Esto hace que nuestro día a día se vaya cargando de miles de tareas pendientes, cuando hay muy pocas cosas imprescindibles en nuestra vida.
Desde mi experiencia el Yoga nos ayuda a crear las condiciones para que nuestra mente sea clara y eficiente al momento de percibir nuestro entorno. Si logramos percibir nuestro entorno de un modo seguro, con confianza y fortaleza, seguramente podremos reducir el impacto de las consecuencias de esta situación.
Pasar de un estado de dispersión y de agitación mental no es inmediato, es un proceso gradual, que requiere de entrenamiento. A través de la meditación y ejercicios muy simples de respiración podemos conseguirlo. Solo debemos saber escoger con coherencia las herramientas más adecuadas para cada uno y tener la voluntad de cuidarnos, reforzando así nuestra propia espiral de salud, de energía.
Antes de terminar quiero mencionar la iniciativa de DKV seguros #Psicólogosfrentealcovid, una iniciativa solidaria de atención emocional y psicológica GRATUITA destinada a Sanitarios y Personas Mayores.
En las redes encontrarás seguramente mucha información y recursos gratuitos que te ayuden a conectar contigo, con lo que está pasando en ti y te ayuden a reducir el estrés acumulado.
Por mi parte, aquí te dejo un link a una meditación guiada especial para estos tiempos. Además desde el martes 9 de junio, nos encontraremos en IG-Live de 19.30 a 20hs. para compartir RESPIRA LA CALMA, una práctica sencilla y nutritiva dónde entrenar la presencia, poder relajarte, respirarte, sentirte y apaciguar la mente. Experimentarás ejercicios de respiración, visualización y meditaciones guiadas, especial para estos tiempos revueltos. Te sentirás más ligerx, con menos estrés y mayor fortaleza interna.
Deseando que estas palabras te acerquen más a ti, con cariño.
Otras fuentes consultadas:
https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0140673620304608#!
http://www.medicosypacientes.com/articulo/espana-cuarto-pais-de-europa-con-mas-casos-de-depresion
https://retina.elpais.com/retina/2020/04/03/talento/1585929680_702574.html